viernes, 26 de febrero de 2010

Absolutamente

LLovía mucho, muchísimo, sin embargo la lluvia ya no mojaba.
En el camino me he cruzado con muchos japoneses que iban al mismo sitio que yo, pero con diferentes motivos.
Ellos han venido desde lejos, muy lejos para ver las bellezas de la Alhambra, yo he llegado ya conociendo las bellezas de la Alhambra, y buscando estar lejos...
El Parador es bonito, hoy está algo triste, pero es bonito.
En recepcion me dicen que siga la flecha, que al final del pasillo, hay una escalera, que baje la escalera. Encontraré unas mesitas y esa es la cafetería, me hablan despacio. Creo que me han tomado por extranjera, hoy debo tener cara de venir de lejos.
Tan sólo desde Madrid, pero yo aún estoy mucho más lejos que Madrid,mucho, mucho,mucho.
Me emociona ver a la niña, que apenas tendrá 3 años, cuando se pone frente a las puertas de acceso a la terraza y se abren y se cierran reacciónando al movimiento de su pequeño, pequeñísimo cuerpo, con un pelo rubio precioso, con unos ojos preciosos, con una lengua de trapo, como yo.
Me mira, me río y se ríe y sale corriendo, la he asustado, o me ha asustado ella a mí, con su inocencia, aún no estoy segura de lo que ha pasado....
Termino mi cometido en esta cafetería y regreso al exterior, donde ha dejado de llover, pero yo todavía estoy mojada.
El móvil suena y eres tu, no puedo soportarlo, por eso no te respondo a la llamada.
Estoy en Granada, en la Alhambra, sola y es mi momento, no pienso permitirte que me robes el jodido protagonismo que tanto, tantísimo necesitas.
Ayer también me llamaste, estaba en el autobus, y ya lo intentaste, pero no te dejé, menos mal.
No quiero verte, no quiero verte aquí, ésta es mi ciudad, ésta es mi decisión, éste es mi viaje a ninguna parte, pero es mi viaje, y no pienso enseñarte la Alhambra de la mano, porque no me da la real gana.
Prefiero cogerme una mano con la otra y pasear conmigo misma, prefiero pasar el tiempo de esta manera, sin esperar nada de nada, absolutamente.
Por los canales laterales del camino de bajada corre el agua con virulencia, me gusta cómo suena, me gusta que el único ruido que en este momento tengo en mi cabeza sea el del agua, purificadora, el del silencio, árabe, el del crujido de los árboles, despertándo porque es muy pronto.
Estiran las ramas como yo he estirado los brazos cuando he bajado la cuesta,rápido, porque me llevaban los pajarillos en volandas......
Todo va a ir bien, me lo han dejado claro mis amigos, mis amores, que no venían en el autobus, pero que han aparecido aquí de repente.
Todo va a ir bien, porque no hay mal que cien año dure, ni cuerpo que lo resista....

Carretera de Andalucía

No se trata de un bar de carretera cualquiera, es el bar en el que para el autocar procedente de Madrid con destino Granada, donde conviven en la puerta una caseta de helados,una máquina de cafés,una cabina que no funciona y un cargador universal de móviles que funciona con una moneda de euro.
También es el bar de carretera donde me fumo un cigarro fino mirando “pal’ sur”.
Mientras contemplo a lo lejos, un lejos de tres horas, la Alhambra, de nuevo afloran las lágrimas sin entender ya muy bien por qué.
Veo mi reflejo en la ventana del autobús y soy guapa, estoy muy triste y me caen algunas gotas de lluvia por la frente, pero ya no me mojan, porque más no me puedo mojar.
Las gotitas que antes caían con gracia ahora caen con una virulencia hiriente, casi que te marcan de por vida como nos hemos marcado nosotros, el uno al otro, cada uno con su sello personal, de los que queman la piel y ya todo es para siempre aunque nos duela.
Miro a través del cristal de la tienda de regalos, de patatas, de periódicos, de pastas de té; una tienda de todo donde no compras nunca nada. Nunca menos hoy, que ella le ha comprado a él una piruleta muy grande, para ver si el enfado se va al carajo, como se va a ir su relación cuando ella se de cuenta, como me he dado cuenta yo, con sólo una mirada, de que se está acostando con su amiga.
Pero la vida es así, él le permite a ella que le de la piruleta a pesar de que sabe que esas concesiones lo único que hacen es alimentar más el monstruo cabrón que lleva dentro.
He subido de nuevo al autobús y un frío muy frío sube por la puerta trasera del autobús y me hiela los pies, pero de ahí no pasa porque el corazón ya lo traía helado de Madrid.
Cómo es posible que con la cantidad de agua que cae por los cristales me mire en ellos y pueda distinguir mis lágrimas de las gotas de lluvia, cómo es posible que el mundo y yo lloremos a la vez.
Está muy oscuro, pero que muy oscuro, porque mañana tiene que salir otra vez el sol y la noche es indispensable para el día.
Indispensable como esta tristeza mía, para la alegría de mañana, de pasado mañana, o del mes que viene, o la de ahora mismo que mientras escribo casi a oscuras se ha iluminado el móvil con un mensaje tuyo que me dice lo siento.
Lo que no sabes es que ahora ya, estoy a 400 kilómetros de distancia, y ahora ya, no voy a volver.



Carretera de Andalucía, en algún kilómetro de la distancia que ha quedado entre tu corazón y el mío. 25 de febrero, año 1.

Preciosamente triste, tristemente preciosa

El hombre de la camiseta azul, con un eslogan de propaganda, me mira fijamente. Está sentado justo enfrente de mí, y por un segundo logra intimidarme.

Mientras, una chica que sé que es italiana porque la oigo hablar por el móvil me pregunta dónde está el baño y se va hacia el lado contrario.

Dos chicos y una chica se sientan en la mesa de al lado con tres enormes jarras de cerveza, para poder dormir en el viaje que se espera largo y tormentoso, eso dice ella…

Dos señores subidos en un andamio atornillan una estructura de madera al techo para la nueva sala de fumadores del restaurante de la esquina.

Un plato combinado vuela por lo aires y un viajero de la vida, sin rumbo, recoge dos salchichas del suelo, las sopla y se las lleva a la boca. Es lo único que comerá hoy en todo el día y él lo sabe y lo lleva con dignidad.

La que a mi me falta

Una bolsa de Burberry queda olvidada en la única silla de metal que hay libre en todo el comedor, y una chica grita me han robado y corre hacia el guardia de seguridad, antes de que la bolsa la recuerde, desde la silla, que no todos somos ladrones, todos no.

La máquina expendedora de billetesde autobus se traga uno de cincuenta euros y recibe una patada, después, un responsable de la empresa le abre las tripas y se lo quita, aún no es su hora de comer.

La francesa con acento andaluz pide un bocadillo de pollo sin tomate y recibe un sándwich de pavo con cebolla confitada, pero se lo come igual, porque hace tiempo que casi todo nos da igual.




Dos aros de plata enormes llevan a una niña hasta la cola del autobús, y una lágrima se le cae por la mejilla izquierda.
A mi se me caen todas las lágrimas por la derecha, pero eso no te lo voy a contar, de momento.
El ruido ensordecedor de la radial me recuerda que yo también estoy partida en dos mitades, pero son más frágiles, mucho más, que las que está a punto de tener el chico negro sin papeles pero con trabajo entre sus manos.
Rebeca Cepeda recoge las bandejas usadas de las mesas y limpia con un trapo rojo los restos de comida y corazones que quedan esparcidos.
Dos madres y un niño sueltan sus mochilas justo donde Tania Hurtado ha dejado un carro con la fregona con la que acaba de terminar su turno hasta mañana a las ocho, porque mañana, a pesar de todo, es viernes, y los viernes le toca abrir la tienda de bocadillos y refrescos a las 7.30. Así cobra 15 euros más al mes con los que recarga el móvil de una nueva compañía de telefoníal. El sueldo no le llega para pagar el alquiler de un piso de protección oficial en el Ensanche de Vallecas, la letra del coche y un contrato de teléfono.
Han subido la guardería de su hija 20 euros y ya no llega a nada.

Quizá mañana sea tarde y me cambien la vida en media hora, con la misma rapidez con la que ha desaparecido de mi vieja cartera con olor a abuela un billete de 20 euros al pagar una coca cola y un periódico.

El triangulo que me indica una red wifi activa cerca de mi me informa que la que estaba pirateando hasta hace dos minutos ha sido cerrada y que solo se abre de piernas si pagas, como todas…

El mensaje de texto que he enviado hace efecto y me devuelve otro que me llama preciosa y me dice que me llamará más tarde, si puede, que ahora está comiendo con su ex, que resulta que es el amor de su vida aunque se empeñe en negarlo.

Y recuerdo los pendientes empeñados que vi ayer en un escaparate de la Gran vía, y me imagino la sonrisa de la novia cuando su chico se los regaló hace más de cincuenta años, cuando a esa calle aún le faltaban más de cincuenta años también, para cumplir los cien y transformarse en la calle de los sueños y los fracasos.

Un bigote muy poblado se ha llenado de la nata de la leche que le han echado en el café que se ha quedado frío y que ya no se va a tomar.

El ticket de pago informa que un sándwich de queso con nuez cuesta 1 euro con veinte, nada que ver con la primera vez que pague uno, hace doce años, a 100 pesetas.

¿Cuánto tiempo llevará dentro del frasco de Granini el zumo de naranja de la chica que lee la revista Glamour como si fuera una declaración de amor?

En media hora sale el autobús que me llevará a un nuevo cambio de rumbo en mi vida y el cielo de Madrid ayer se volvió más gris aún y aún no ha dejado de llorar amargamente, como hice yo ayer al salir del restaurante moruno donde no cene.

Sigo buscando una razón por la que el chico de la camiseta azul me mira fijamente, y resulta, que la novia que desde ayer ya no lo es se parece a mí, y el dice que es preciosamente triste...

Le ayudo con las maleta, porque yo no llevo ningún peso encima y el los lleva todos por mí.



Estación Sur de Autobuses.

Madrid, 25 de Febrero de 2010.

miércoles, 24 de febrero de 2010

MENUDA VIDA MÍA

Quiero expulsar de mí todos los demonios
Por eso me he alejado de ti, mi vida.
Me enfrentaste a mi cuerpo y a mi alma
Y te detesto desde entonces cuando veo tu reflejo
En el espejo del armario
Donde guardo los disfraces que me pongo
Cada día cada hora cada instante
Para que me veas mas guapa cada vez
Para saberme mas destruida cada día

Pero todo tiene su tiempo
Y bajo el cielo tiene su hora
Y la tuya está cada vez más cerca
así que mira bien por dónde pisas
que el mundo esta lleno de arenas movedizas,
y tu no las sabes distinguir
como yo no sabía distinguirlas

si esto es la vida sin ti
ralentizado el tiempo
a la enésima potencia
no puedo seguir diciéndote
nada
y seguir sintiendo todo
cada día cada hora cada instante

hinchada ya de la vulgar medicina
he pedido a mi cuerpo de rodillas
que decida si quiere morir o vivir
y ha decidido

entonces los pulmones se han abierto
mi alma se ha mirado en el espejo
y no se ha disfrazado por primera vez
en mucho tiempo y entonces

entonces el infierno se ha vuelto un paraíso
pero ahora no se por donde regresar,
ni siquiera se si quiero hacerlo
por miedo a encontrar de frente
todos los demonios
por miedo a encontrarme frente a ti, mi vida
y ahora ésta lucha entre mi cuerpo y mi alma
se ha entristecido desde que no te ve
y también –cómo no-
desde que no te siente dentro de la herida

si es que esto sin ti
es la vida no me gusta
lo que veo

porque puedo decidir no tener
este olor en mi cama japonesa
porque no tengo ya
ni dinero para el somier
ni hucha donde guardar
las monedas que como si fuera una puta
me dejaste encima de la mesa
el día de la despedida.

Pues te joderá saber que siempre
He sido puta porque puedo serlo
De muchas maneras

Y tengo la sensación de estar muerta en vida
Cuando miro la terraza de este sepulcro de placer
En el que vivo desde hace 40 días y 40 noches
Que es el tiempo que el calendario dice que llevo aquí
Metida en esta tumba bella y silenciosa
Regada con ginebra los viernes por la noche y con
Vino blanco el lunes y el domingo
Cuando le doy a la ginebra
El día de preceptivo descanso
A cambio de que me traiga a Morfeo en
Bandeja de Planta cada día
Que oiga mi silbido en la esquina de la calle
De enfrente donde espero que llegues
Algún día por sorpresa
Como he llegado yo a esta habitación
Que me muestra en el espejo
Del armario que no todas las cárceles
Tienen rejas en las ventanas
Que algunas solo tienen mosquiteras
Y aun no he decidido que hacer
Con esta menuda vida mía
Que noche tras noche sigue
Refugiándose como una puta en esa esquina
Que noche tras noche sigue sin saber
Cuanto quiere cobrar por un servicio

jueves, 18 de febrero de 2010

día de perros por la Gran Vía

Vamos buscando leones por la selva
Y están detrás de nosotros.
Tontos.

Nos pisan los talones y sin embargo,
Son también capaces de explotarnos
Las ampollas del dedo pequeño
Del pié izquierdo.

Y duele

Saber que te huelo en cada esquina
Que me tiro a ti como a un colchón viejo
Lleno de pulgas de otros perros que, como yo
Buscaron también seguir tu rastro en vida
Hasta que se dieron cuenta
De que estaban muertos.

Suicidio consentido.
Asesinato consensuado.

La culpa de todo la tiene
Esta hiel que vomito
Que si supiera el frío que hace fuera
Preferiría seguir doliendo para
Hacerme saber que existes


Y
A tu nombre le sobra una letra
Para tener las mismas que la palabra
Amor

Y
Al mío siempre le faltan para llegar
A tener las mismas que deseo.