viernes, 24 de junio de 2011

amistad subliminal

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.

Jaime Gil de Biedma



No sabía yo que esto del verano
traía vacaciones también
para el alma.

Es curioso cómo,
mecida durante un tiempo
en la Balsa de la Medusa
me inmunicé a todo lo que no fuera
reír contigo.

No sé si serán los 90 días
tan largos como las 90 noches
que pasaré a tu lado
hablando de poesía.

Rompiendo unas reglas del arte
inventadas por nosotros
que comenzaron en invernales horas
y no van a terminar
sino en un bar de carretera
donde tú y yo nos encontramos
leyendo el mismo el libro
llorando los dos,
de pena.


No me gustan los meses de verano
porque es como si a hurtadillas
se llevaran todo lo que tengo
sin avisarme ni siquiera
con una nota llena de faltas de
ortografía.

Que vivas todo lo que puedas
hasta que te vuelva a ver
y me lo cuentes

Yo te preguntaré si has sido feliz
y tú me responderás que sí,
porque sabías que la nuestra
es una amistad a lo largo
de esas que no se cuentan por días
sino por la publicidad subliminal
de lo que nos hemos dicho.