lunes, 3 de octubre de 2011

Mateo

No has llegado
pero noto, querido mío,
que tu desgana de venir
al mundo
es igual de grande
que mi necesidad de comprenderlo.

Yo vuelvo a estar sola
pero me calma saber que
en algún lugar,
alguien como tú,
entiende qué es
eso del amor
aún sin haber nacido.

He escuchado tu corazón
latir al ritmo
de mi nombre.
He sabido que de nada sirve
sentirse poderoso,
llevar sombrero,
fumar después de amar,
leer poesía.

Uno juega,
con todo, a ser
quien no es
para encontrarse.

Mientras,
escribes las líneas
de un guión
sin haberte inventado
una firma
siquiera.

Eres tranquilo,
te sabes feliz,
tus cigarros serán
largos y pausados.

Tus amores sabrán
quien eres,
solo por la serenidad
de tus caricias.

Gritarás cuando salgas
del refugio, sí,
somo he llorado yo al salir
del mío.
Como ría quizás
cuando te vea.

Porque has de saber
que no habrá más paz
que la compres,
ni más guerra
que la des,
ni más amor del que
he guardado para ti
desde que compartimos emociones.

Ni más ganas de decirte
que la vida no es
lo que aquí encuentres.
La vida, es lo que dejas
cuando tengas,
como yo ahora,
que marcharte.


Esa será una
de tus pocas decisiones.

Huye.