martes, 31 de enero de 2012

La soledad de algunos días pesa más

que la de algunos meses

aunque poco más

pero pesa tánto.


De Los días como hoy, Inédito.

lunes, 30 de enero de 2012

Carta de amor y otros demonios.

Como decirte,
creo que mis ojos están muy cansados,
ven,
han visto demasiado de todo.
Así que me callo,
retengo mi aliento
y cuando noto que estás cerca,
o eso quiero creer,
me acurruco,
me abandono
y repliego todos mis principios
en eso que llaman corazón.
Entonces empieza a dolerme el estómago,
los ovarios, el cerebro
y si pongo la mano sobre el pecho,
justo en el lado
de eso que decía corazón
oigo tu nombre.
Y me emociono,
a veces debo y tengo que retener el aliento
para no gritar
que no estoy de acuerdo con el mundo,
que te tendría que haber conocido antes,
de otra manera,
mi otro yo
vamos, que tendría que haberme dado la oportunidad
de ser
en lugar de quedar
solo en un intento.
Y sin más apareces tú,
de la nada,
con un juego polimorfo
que lo único que consigue es hacerme sentir
libre
cuando estoy contigo.
Es
por eso, yo creo
que te quiero,
tanto.
Es
por eso que
cuando me dices hace meses,
(perfectamente pudo ser un día como hoy)
que la escritura es mi estado
natural
me haces reír y pienso
que mi estado natural
es seducir con las palabras,
solo
que de un tiempo a esta parte,
te ha tocado a ti.
Y te gusta y a mí
me gusta que te guste.
Basta.
Los dos sabemos qué buscamos,
necesitamos que encajen los objetos de funcionamiento
simbólico
que nos hemos inventado,
tú (para mí) y yo (para ti).
Unos objetos que encajan
en el hueco de la escalera
por la que nos tiramos
cuando nos conocimos,
no para morir
sino para volar
cogidos de la mano.
Somos unos cínicos
pero nos encantamos,
como los encantadores de serpientes
encantan a la fiera
con mucha delicadeza,
con sencillez
con un beso lujurioso en la boca envenenada.
Por eso cada uno sabemos
cuál es la posición que tenemos que adoptar en escena.
Nos sabemos
responsables
del amor.



Poema publicado inicialmente en la sección cultural de la revista RondaSomontano.com

jueves, 26 de enero de 2012

Reseña de " Manifiestos Vanguardistas".

Reseña publicada en La Biblioteca Imaginaria, hoy mismito...


http://labibliotecaimaginaria.es/page10.php?post=1495

viernes, 20 de enero de 2012

Divinas palabras en papel

Ante las múltiples y sorprendentes peticiones

ya podéis tener en papel

cada uno de mis cuatro poemarios

Madrid

La teórica literatura

Todo mentira

y

Tercera persona.




Así, para saber cómo
me podéis enviar un mail a
elvi.ramos.rivera@gmail.com


Por lo demás,
mi blog queda en reposo
y os agradece, también lo hago yo, toda la atención
prestada.

Gracias, de corazón

Elvira

martes, 17 de enero de 2012

La luz a ti debida

Fuego es el mundo que se extingue y prende
para durar (fue siempre) eternamente.
José Emilio Pacheco.



Hay días en los que escribo

porque no me queda más remedio

como el de hoy.

Porque la luz se apaga

o porque la luz quema demasiado

o porque tengo miedo de perder la luz


y no encuentro

ni tus gafas

ni mis lentillas

ni en lugar en el que empecé

este poema sin ti.



Pero me como las ganas de llorar

por si resulta que alimentan

jueves, 12 de enero de 2012

Epílogo del libro mencionado anteriormente

“Hay ciudades que son fotografías nocturnas de ciudades.”

Luís García Montero





Las ciudades son conceptos creados por nosotros mismos, una invención, y eso es lo que han visto.
Nada es real más allá de lo que ustedes quieran que sea, sin embargo, la ciudad que han contemplado en estas fotografías no era Almería, sino la de las almas que la habitan, la de las personas que la conforman, la de las ilusiones que la mantienen viva.
Las personas que han visto no son personas, son componentes de la naturaleza que lo único que tienen diferente a ustedes es la habilidad para parecer lo que no son, o quizá no son tan diferentes…

No importa si la fotografía tiene una perspectiva u otra, no importa si sabemos dónde y cuándo se realizó, lo que de verdad ha adquirido importancia con su ayuda es que ustedes han llegado al final del viaje de Rubén García, o eso creen, porque ahora llega lo mejor.
Las oscuridades dejarán de serlo, los miedos del principio habrán desaparecido, y las capacidades que creían olvidadas, esas que les permite avanzar en la vida, se habrán visto reforzadas con sus miradas libres hacia estas imágenes.
No duden en volver a contemplarlas las veces que sea necesario, no duden en pensar que no lo han visto todo, porque así es.
Lo que en las fotografías de esta exposición ustedes no han podido ver es lo que llevan dentro, las emociones que les han producido, las ilusiones que han recuperado y sobre todo la nueva forma de mirar que, es posible, hayan adquirido.
Ha sido duro para quienes no estuvieran acostumbrados a mirar el cuerpo con la naturalidad con la que nos lo ha mostrado Rubén García, sin embargo no deben olvidar que, lo que se nos pretendía mostrar, no era solo el cuerpo humano, sino la naturaleza misma, de la que participamos todos.
Si no hubiera tenido la oportunidad de conocer a Rubén no habría podido saber que este juego de naturalezas que hace es el que él mismo tiene en su interior.
El que ve en cada uno de nosotros, porque el fotógrafo es aquel capaz de ver más allá de lo visible, y él lo ha hecho.
Es cierto que lo artístico de su trabajo nos hace pensar que ha sido mucho el tiempo que ha empleado en la ejecución de estas imágenes, pero precisamente por eso, es digno de admiración que, a pesar del tiempo que lleva colocar todos los elementos de una fotografía de estas características, siga manteniendo ese ápice de lucidez, de naturalidad, de limpieza contemplativa como ocurre en el caso del trabajo que hemos visto, mirado, sentido, disfrutado.
Él ha sido el maquinista de este viaje, ha colocado nuestra oscura soledad en el andén que ha querido, nos ha ayudado con el equipaje, y nos ha indicado con una sensibilidad inaudita que era posible ver la luz al final del túnel, pero si sabíamos mirarla.
Ha sido curiosa esta forma del artista de situarnos al otro lado de la ventana para poder observar a aquellos que han osado ser observados, aquellos que un día, como usted quizá hoy, se vieron llamados por la necesidad de verse en algún lugar lejano geográficamente a su origen, pero cercano íntimamente en su corazón.
Porque el tiempo pasa por cada uno de nosotros a la misma velocidad que sus miradas han pasado por estas fotografías, apenas sin darnos cuenta, y como en un jardín hemos ido regando las flores que más nos gustaban, mirando aquellas imágenes que más emociones nos transmitían, pero ahora ha llegado.
Ha llegado ese momento de ser sinceros con nosotros mismos y reconocernos en cualquiera de ellas y comprender que no importa el tiempo gastado, que lo que importa es cómo se haya empleado y en qué.
Esa es la idea que nos quiere transmitir Rubén García con su trabajo, que la vida está ahí esperando, aunque nosotros nos empeñemos en no mirarla de frente en algunas ocasiones.
Podemos cruzar esa ventana del tiempo o mirarla desde cualquiera de los puntos equidistantes a ella que encontremos en nuestro recorrido, podemos crearnos un personaje capaz de ejecutar a la perfección el papel para el que hayamos sido encomendados, pero lo importante es que después de todo, seamos conscientes de que la vida va en serio.
De que nuestra soledad en el mundo, no es más que otro de los papeles que a la perfección interpretamos si estamos regidos por alguien con un talento para la escena como Rubén.
Que la vida va en serio, uno lo empieza descubrir más tarde, pero si miramos las fotografías que tenemos en este catálogo veremos, que la vida va en serio, cada día, cada hora, cada instante en los que nos enfrentamos, no para luchar, sino para ver más allá de lo que aparentemente nos ofrece a cada uno de nosotros.
No hace falta que sigan leyendo, habrán comprendido que están ustedes mirándose en un espejo, que no hay más ciego que el que no quiere ver, que el arte no está sino allá donde nosotros lo encontramos.

Preámbulo del libro de fotografía " Rubén Martín: la tradición al desnudo".


“La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.”
Jorge Luis Borges




Probablemente, cuando Rubén cogió por primera vez una cámara fotográfica no pensó en ningún momento crear poesía con las fotos que hiciera con ella, pero así ha sido.
Cuando alguien a mí, que dicen que soy poeta, me pregunta dónde está la poesía, siempre suelo responder que en todas partes donde podamos verla…
A veces me olvido que no todo el mundo es capaz de ver la poesía en las cosas cotidianas, y por supuesto, nunca me había planteado que está en cada uno de nosotros.
Las fotos que pueden encontrar en este catálogo son eso, la poesía en nosotros mismos, reflejada con una delicadeza exquisita que nos transporta a mundos en los que todos, alguna vez o muchas, hemos estado, mundos de soledad en los que la luz se cuela por cualquier rendija.
No obstante, lo primero que deben hacer, me atrevo a pedírselo, es mirar sin ningún tipo de reproche, pudor o prejuicio estas fotos que tienen entre sus manos, y una vez miradas, aprendan a ver con la misma humildad con la que están hechas.
Fotos llenas de sentido vital, de pasión, que nos acercan a un mundo a veces olvidado como es la propia naturaleza, como es la sencillez en las cosas que nos rodean, pero sobre todo, un mundo capaz de llevarnos más allá de nuestros propios límites, allá donde el miedo a lo desconocido puede ser el miedo a nosotros mismos, como mucho.
No debemos tener temor a cruzar el paraíso de la luz, a elegir cualquiera de los caminos que Rubén nos propone, porque es tan fácil como cerrar los ojos e imaginarse ahí, sobre la roca, al otro lado de la ventana, sentado en una silla analizando cómo hemos podido llegar a conocer nuestros bajos fondos, nosotros, que siempre hemos luchado contra ellos.
¡No tengáis miedo!, solo somos nosotros en la piel de ellos, solo formamos parte de la imagen porque es cualquiera de nosotros.
Decía John Berger que hay muchos modos de ver en la vida, yo coincido con él, y hoy tiene ante usted uno de esos múltiples modos, el modo de mirarnos a nosotros mismos con la sinceridad y naturalidad necesaria como para ver lo que somos sin ninguna de nuestras máscaras cotidianas, y aún así, amarnos.
Quizá la oscuridad es donde mejor se ve la sombra, y eso es porque cerca debe haber una luz que la cree, la belleza es igual.
Y esa belleza, está en este catálogo sellada con cada página que pasamos para disfrutar de la siguiente.
No espere encontrar una pauta en las obras de Rubén García, no pida que todas las fotografías estén justificadas, no necesite saber qué significa cada una de ellas.
Simplemente continúe leyendo y verá como nada de esto realmente es necesario en un catálogo de estas características.
La fotografía no supone un robo del alma del protagonista, como antaño se creía, únicamente es una imagen más de las múltiples que los seres humanos tenemos para defendernos de nosotros mismos.
Debemos, les invito a ustedes a que así lo hagan, hacer honores a Susan Sontag cuando se refirió a la fotografía de la siguiente manera:
“La fotografía es, antes que nada, una manera de mirar. No es la mirada misma”.
No necesitan adquirir dotes interpretativas del texto, ni analizar críticamente la imagen que lo acompaña, solo se necesitan a sí mismos.
Busquen la ilusión de saberse especiales porque saben mirar, porque lo son.
Luchen a lo largo de este catálogo por mantener ese espíritu crítico y lleno de pasión que tienen los niños, esos, que aún no se asustan de nada más que de los otros, porque aún tienen claro que poseen el secreto.
No pierdan la capacidad de sorprenderse, por favor, no huyan de las emociones que puede invadirles el mirar de frente cualquiera de estas imágenes.
Y entonces, solo entonces entenderán la pasión por el arte, por cualquiera de las artes, escojan ustedes, me da igual.
En cualquiera de ellas encontrarán lo que Rubén ha sabido plasmar en estas fotos, que la vida puede estar llena de espinas, pero que eso la embellece, porque todo lo que está vivo duele.
La fotografía es el arte de crear más allá de las palabras, y estas fotografías que nos regala Rubén García se separan del lenguaje creando uno nuevo, una prolongación de nuestra capacidad de crear tan solo con el sujeto.
Anteponiéndolo a lo que es el instante, y proporcionando al que lo contempla uno nuevo, que se desarrolla solo para nuestros ojos.
Me atrevo a decir que ante ustedes tienen un Hopper de la fotografía, a la que llegó por casualidad y por causalidad.
La casualidad quiso que fuera una máquina fotográfica lo que alimentara la necesidad de respuestas de nuestro autor, y esa imperiosa necesidad de transmitir con imágenes lo que con palabras no podía fue lo que nos ha traído hoy esta exposición.
Como ven, un cúmulo de circunstancias encerradas en una maleta, en una estación de tren, la que ustedes pueden ver también en una de estas fotografías y desde la que ustedes se pueden trasladar donde quieran, donde necesiten…
Pueden ustedes esconderse en lo más profundo, agarrarse a una rama del árbol más cercano, o abrazar una roca como si nada pasara, como si la tempestad y la tormenta no pudiera con ustedes, pero no lo van a conseguir. No podrán quedar impunes al torbellino de emociones que las fotos de Rubén García les proporcionarán.
No lo duden, acérquense con cuidado, con toda la delicadeza del mundo, porque como dijo Herman Hesse, “ la belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla”.
Hasta pronto…… nos encontraremos en cualquier foto por ahí, en cualquier instante que acierte a compilar todo lo que somos, todo lo que sentimos, todo aquello que no podemos perder, nuestra esencia, esa que está escondida en estas imágenes, en nosotros mismos.

Reseña de "Micromegas. Zadig". De Voltaire


Título: Micromegas. Zadig
Autor: Voltaire
Traducción: Inés Bértolo
Editorial: Navona Editorial
Págs: 144
Precio: 9,50 €

Resulta curioso, en los tiempos que corren, que una editorial se preocupe por recuperar ciertos clásicos olvidados, poco leídos o directamente desconocidos. Sobre todo en estos malos tiempos para la lírica, donde quedan pocos que defendamos a capa y espada las humanidades por encima de todo.
Hace años, muchos, a los 16 años, cuando todo se ve de más colores que ahora, leí un
artículo de Muñoz Molina titulado Ilustración: mi palabra favorita. Entre otras cosas se podía leer: Me gusta la Ilustración porque es el tiempo en que por primera vez se definen los principios que han hecho algo más habitable el mundo, la época de la irreverencia intelectual frente a los poderes fósiles de la Iglesia, la monarquía y el feudalismo, cuando se empieza a afirmar que nada de lo establecido lo es por naturaleza, que las circunstancias y la ideas son construídas por la acción humana y pueden ser modificadas por ella.
Y por si quedaba alguna duda del colorido del artículo, muy a colación con el libro que acabo de leer, Micromegas.Zadig, de Voltaire, sentenciaba que Ilustración significa también una cierta actitud ante la vida y las cosas: la voluntad de no ser, sino de hacerse; la conciencia de que todo, hasta lo que parece más simple y trivial, es el resultado del aprendizaje y del empeño; de que el saber es la mejor defensa de la libertad, y de que no hay ni debe haber fronteras entre los seres humanos.
Micromegas nos recuerda eso y denuncia una mentira nada piadosa que es la única palabra que parece ser defendida hoy. Lo hace con mucho humor, claro, los hachazos, como diría mi abuela, si se dan con una sonrisa en los labios, como que duelen menos.
Este libro es un canto a la razón por encima de la fe, esa que dicen que mueve montañas, y que en ocasiones sí que las mueve, pero para que arrastren a los que estamos debajo. Será la razón la única que pueda salvar al hombre de sí mismo, de su ignorancia y de su alarde de ella.
Con un toque pícaro, y en determinadas páginas con los sentimientos a flor de piel nos va introduciendo en un mundo mágico donde Micromegas viaja de forma inesperada a la tierra y con sus gafas de aumento podrá conocer de cerca todo y a todos, y será ese contacto lo que le permitirá ver que la injusticia, la irracionalidad, la mentira y la falta de dignidad son los cuatro pilares básicos de una madre Tierra que necesita la lucidez como el comer, pero que los pocos que cuentan con ella, como diría el maestro de la pintura, sufren de monstruos. Ya sabemos que la razón es lo que provoca.
Y esta lucidez es la que tendrá el protagonista de la segunda parte del libro, Zadig, que tendrá que hacer frente a numerosas desdichas, desilusiones varias, y sobre todo a la pérdida de la esperanza ante todo lo que vive y sabe que se le avecina.
Decía Bernard Shaw, que no hay secreto mejor guardado que aquél que todos conocen,
pues bien: leed todos éste librito, mantened en secreto que lo habéis hecho, y simplemente actuad. Al fin y al cabo, la ilustración es una actitud ante la vida y las cosas, la que cada uno queramos tener o la que nos dejen. Nunca se sabe.
Curioso libro. Necesario libro. Esperanzador libro.


Elvira Ramos

martes, 10 de enero de 2012

En las ciudades que Armagedon olvidó.


En las ciudades que Armagedon olvidó...
... todo esto pasa después de ti...



Lo que ves y oyes:
- De camino a un amigo ves a Pipo "el payaso", sentado en un portal, su cartel dice que quiere ayuda y punto, yo pongo una coma y escribo en mi mente, que para seguir haciendo reir - Un abuelo recoge a su nieto en la parada del autobús, le pregunta qué tal el colegio y él le dice que tiene hambre, que si no le ha llevado nada, que quiere ir a casa a comer, que le deje en paz, vamos, que mal- Estoy hasta los huevos de que este hijoputa no me pase la pensión, pensará que me follo al dependiente del Zara-Habrá que hacer lo que esté en nuestra mano para sacar esto adelante-Si te llevas tres barras de pan de picos, la cuarta es gratis-Siempre vas con un libro en las manos, te van a comer, te dejo que voy al Corte Inglés, a ver qué encuentro-.

Lo que no quieres mirar y piensas:
- Perdone, no me he dado cuenta de que me estaba usted empujando- Quede tranquilo, aún no reparten sonrisas al primero que pulse el botón para cruzar el paso de peatones- No te da vergüenza gritar así a un niño pequeño para que deje de llorar- Si todos los que van de un lado a otro a la velocidad de la luz parasen un momento de repente, seguro que en China nacería una mariposa y de paso dejarían de agobiarme- Al próximo que me mire de arriba a abajo y ponga cara rara le saco la lengua- Cómo es posible que en una biblioteca te digan que no tienen las obras de Nicanor Parra porque el perfil de los lectores no lo requiere- Estoy un poco hasta las narices, pero podré vivir con ello.-




Lo que salva:

Las palabras de Aitor Saraiba del dibujo.

sábado, 7 de enero de 2012

Putas de Enero

A Patricia Lázaro y María Terrón, por hablar


"Si no fueras tan puta..."

Jaime G.

A veces no sabes
que quieres ser puta
hasta que te roban una chaqueta de cuero
de esas que te pones para ligar
el sábado por la noche
la de los viernes,
- como sabes que él no sale-
solo es de polipiel.

Si no fueras tan puta,
si pudieras decir a todos
lo que piensas
pagarías con una tarjeta robada
un pantalón dos tallas menos que la tuya,
un paquete de condones
- pinchados previamente-
y una par de velas perfumadas,
que huelan a jazmín,
como allí dónde más te gusta estar.

Así que,
al primero que te diga
quien se ha llevado tu queso
le invitas a cenar,
mientes con un poco de lo siempre
y para postre
le pones las sábanas de nácar...
compartes un cigarro
y le dices
que mañana tienes que ir a trabajar
que empiezan las rebajas
y que como él es un cliente VIP
le has dejado entrar un poco antes

jueves, 5 de enero de 2012

Seis letras

Poema encontrado en uno de los cuadernos de adolescencia, en el fondo de un baúl, por muy literario que parezca, mientras buscaba poemas para el recital del 2 de febrero en La Tertulia.


Cuándo,cómo
por qué
por que,puede,incluso
quizás
quizás,cansancio.

Vista,lucha,estima
estima,eres tú, mejor
tu vida.

Vida,piensas, sientes
escribes
escribes,y sigue presente
la unión de las palabras.

Palabras, describir
observar
observar, jugar, ganar
perder
perder, morir, volver
otra vez una vida.

Seis letras: yo.