miércoles, 14 de marzo de 2012

Camerino

SÍ, los jueves siempre han sido
días extraños,
en los que ilusos
o poetas,
hablan en verso del deseo
y mienten como bellacos...

Sí, luego viene la sed
y los despojos,
la necesidad de abrir la boca
y respirar
alientos prestados,
a través de las rendijas de una puerta...

Sufriendo de un excesos de caricias,
con tantas bocas que me rodeaban y
yo,
queriendo beberme solo la tuya,
( sudor y duda).
Y vas y llamas a la puerta,
maldito jueves,
como un vendedor de seguros de vida
que yo te regalaría a ciegas,
como ha quedado la poética justicia,
porque no te he hecho el amor
en el camerino de ese templo,
¡tonta enamorada de Granada!

Pero ya pasan tres minutos
de las doce y sales apenas sigilosa,
sabiendo que voy detrás de ti,
como si nada, deseando
también yo
que tu boca se junte con la mía,
solo por una vez,
para quitarnos esta rara sed
que tenemos de tenernos
cara a cara
( de idiota).

Venga, vete ya,
no puedo pensar más en ti
hoy
no quiero decidir de quien es la culpa
de que salgas huyendo como siempre
que sabes que estás a punto de cometer
delito de adulterio
y de luego
querer recrearte en ella...