miércoles, 11 de abril de 2012

Los poetas carecen de pudor

Habría que escribir sin para qué, sin para quién.

Alejandra Pizarnik



Adivina qué es lo que quiero decirte,
lo que le susurran mis cabellos
a tu oído,
aquello que escondo entre algodones
por miedo a que se rompa
o alguien lo tome prestado para si.

Exacto, justo eso.

A veces, el corazón estalla solo
por el esfuerzo sobrehumano
que hace
al estar lejos de ti,
del sonido de tus párpados,
o del sabor a chocolate de tu aliento,
de los pictogramas que de tanto
usar contigo
están incluidos en el DRAE,
de toda tu persona.

Por qué a estas horas
no puedo escribir poesía.

Por qué he mirado el calendario
y no marca por falta de números
lo que ya llevas de ausencia.

Porque en días como hoy
de poemas tristes
muero en cada línea que te escribo
pero tú no eres El Amante de Duras
ni yo tengo su resistencia
así que debe quedarme poco tiempo.

Y sí, quiero pasarlo contigo
entre las sábanas.

Aunque sea en sueños
leyendo Futuralgia
o deshojando margaritas
del color que tú prefieras.