domingo, 15 de septiembre de 2013

Del corazón memoria.

Hay días en los que presiento que si tirase de uno de los hilos de mi corazón, este se desharía como una madeja de lana, correría por el pasillo y al final, sería alcanzado por las fauces del perro y devuelto a mí. Lo recuperaría, pero al igual que un ovillo rehecho, mi corazón no volvería a comprender su existencia de la misma manera, porque cada una de las partes de nuestro cuerpo tiene memoria, y la memoria es lo que hace que sigan adelante a pesar del hiriente paso del tiempo. Y porque es mentira que el tiempo todo lo cura. Sin ir más lejos, hoy, he percibido la ausencia de caricias en mi cuerpo, la tensión que desprende cuando lo rozas y que recuerda todas y cada una de las que ha recibido a lo largo de su vida, es la única explicación que encuentro a esa querencia que aburre y enerva la piel a partes iguales. Al final, lo que recordamos con miedo y lo que queremos, no es tan diferente